Fitoterapia: El abanico natural de posibilidades terapéuticas

La fitoterapia, o uso de plantas medicinales, tiene una historia milenaria.
Los primeros indicios de su práctica datan de entre el 3000 y el 1500 a.C., en regiones del antiguo Oriente como Egipto, Israel, Palestina y Turquía.
Uno de los textos más antiguos sobre esta disciplina es el Papiro de Ebers (1500 a.C.), un documento egipcio que contiene más de 800 prescripciones a base de hierbas para tratar dolencias como dolores de cabeza y temblores.

Aunque este artículo no profundiza en la historia de la fitoterapia, es importante destacar su evolución a través de diversas civilizaciones antiguas: griega, romana, árabe y latinoamericana, entre otras.
En China, por ejemplo, el estudio de las plantas medicinales está intrínsecamente ligado a su filosofía. Su tradición herbaria, con más de 5000 años de antigüedad, es la más antigua y documentada del mundo.

Uno de los médicos más icónicos de la antigua China, Huatuo, desarrolló el primer agente anestésico oral, el «mafeisán», una mezcla de plantas medicinales que permitió realizar intervenciones quirúrgicas controlando el dolor.

Retrato del médico chino Hua Tuo – Dinastía Han

Fitoterapia en la actualidad

Gracias a los avances científicos, hoy conocemos innumerables plantas medicinales estudiadas de manera sistemática, identificándose cientos de principios activos con aplicaciones terapéuticas diversas. Estas plantas pueden ofrecer propiedades:

  • Diuréticas
  • Hipoglucemiantes
  • Hipolipemiantes
  • Sedantes
  • Adaptógenas

Dentro de la fitoterapia, los adaptógenos han ganado protagonismo en los últimos años.
Estas plantas y hongos medicinales como: Ashwagandha, Rhodiola rosea, Ginseng o Shitake por citar algunos, tienen la capacidad de ayudar al individuo a adaptarse al estrés físico, emocional y/o ambiental.
Son especialmente útiles para mejorar la resistencia al estrés, aumentar la energía y optimizar la función cognitiva, convirtiéndose en aliados importantes para aquellos que enfrentan demandas intensas en su día a día.

El abanico terapéutico de la Fitoterapia incluye tratamientos para condiciones como artrosis, artritis, tendinitis y lumbalgia, así como estados de agotamiento físico e intelectual.
También existen hierbas útiles para pacientes hipertensos, diabéticos y hasta coadyuvantes en la prevención y tratamiento de ciertos tipos de cáncer.

Sin embargo, este listado apenas roza la superficie de lo que la fitoterapia puede ofrecer.
Hay plantas medicinales para casi cualquier dolencia imaginable: desde problemas digestivos y respiratorios hasta trastornos del sueño o apoyo inmunológico.
Esto convierte a la fitoterapia en una herramienta versátil y poderosa dentro del campo de la salud.

El rol del terapeuta en la fitoterapia

La selección adecuada de plantas medicinales es crucial y depende del juicio del terapeuta.
A diferencia de los medicamentos convencionales, las plantas contienen múltiples principios activos, lo que resulta en efectos terapéuticos diversos que deben encuadrar con los signos y síntomas del paciente.
Es importante destacar que la dosificación debe ajustarse según el peso corporal, además de tener en cuenta la posible interacción con medicamentos convencionales.

Las presentaciones de fitoterapia son variadas y también deben individualizarse según la disponibilidad y conveniencia del paciente, desde tinturas madre y aceites esenciales, hasta tisanas preparadas según las normativas de la farmacopea Argentina.

Es fundamental aclarar que la fitoterapia no reemplaza los tratamientos médicos convencionales.
Más bien, se presenta como una herramienta complementaria para, en algunos casos, reducir o incluso suspender ciertos medicamentos, siempre bajo supervisión médica.

La combinación de mundos: medicina natural y moderna

Cada vez más personas buscan alternativas naturales para reducir la dependencia de fármacos convencionales, a menudo asociados a efectos adversos.
El verdadero potencial terapéutico radica en combinar lo mejor de la medicina natural con la moderna (alopática), creando una sinergia que enriquece y mejora la salud del paciente.

Además, reforzar los hábitos saludables del paciente es esencial. Alimentación, ejercicio y gestión emocional empoderan a las personas para cultivar el autocuidado.
Muchas veces, estos esfuerzos permiten reducir o eliminar el consumo de medicación, logrando una sanación sostenible a largo plazo.

Más allá de las plantas medicinales: el desempeño integral del terapeuta

El rol del terapeuta va más allá de prescribir plantas medicinales o aplicar técnicas como la acupuntura.
Escuchar, guiar, educar y motivar son pilares fundamentales de cualquier proceso de sanación.
Este enfoque holístico no solo mejora la condición física, emocional y energética del paciente, sino que lo transforma en un participante activo de su propio bienestar.

Marcos Forcillo

Investigando desde el año 2013 como mejorar la calidad de vida de los pacientes. En mi práctica combino conocimientos y habilidades en kinesiología, rehabilitación y medicina tradicional china. Me apasiona mi trabajo e incorporar nuevos conocimientos, gracias a ello permanezco en formación continua.